El disfrute de un Hammam

Hammam

Ahora que has vuelto de vacaciones, el anhelo por volver a sentirte relajada y tranquila es uno de los sentimientos habituales. En ese caso, trataremos de ayudarte proponiéndote una actividad.

¿Te gustan las tradiciones árabes? Una de ellas, con una gran presencia en Andalucía (aunque se puede encontrar en otros puntos españoles), es el llamado “hammam”, un lugar de baños que oculta mucho más. ¿Has oído hablar de él?

El disfrute del hammam

Los hammams solían estar cerca de las mezquitas porque se establecía una relación entre lo que era el “hammam” con la mezquita. Hablamos de un ritual cuyo objetivo era conseguir la pureza tanto corporal como espiritual antes de ir a la mezquita a hacer oración. Para ello, se lleva a cabo la ablución mayor, que es el lavado de todo el cuerpo. Esto se realizaba en los baños.

Después tocaría una ablución menos, que se realiza en el interior de la mezquita, bien en la fuente del patio o en unas instalaciones que tenían ese fin, y que eliminaba la impureza leve (algo así como darse un baño completo y, antes de entrar en la sala de oración, purificarse por el corto trayecto que habían realizado para llegar a la mezquita).

La mayoría de los hammams tenían diferentes horas para hombres y mujeres, nunca se bañaban juntos cosa que, en la actualidad, sí que puede ocurrir.

Realizar un circuito de hammam clásico conlleva:

  • Una ducha ligera para eliminar las impurezas que pueda tener la piel.

  • Introducirte en una piscina de agua templada (a unos 36 grados).

  • Optar por dos caminos, el camino cálido, con aguas muy calientes; o bien el camino frío, para descongestionar y estimular la circulación.

En todo el circuito se cuenta con jabones naturales y un espacio para relajarte y descansar entre baño y baño.

¿A que te está apeteciendo ir a un hammam?

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