El parto suele producirse alrededor de unas 40 semanas después de la última regla que tuviste. No es algo que se inicie de pronto sino más bien algo en lo que, en días previos, has estado sufriendo algún que otro susto a modo de contracción pero éstas han dejado de pasar.
Uno de los mayores miedos que tienen las mujeres primerizas es el momento del parto, se preguntan qué pasará, si irá bien, por qué voy a pasar,…
El parto podríamos decir que tiene tres fases. La primera una fase de dilatación, la segunda una fase de expulsión y la tercera una fase de alumbramiento.
Fase de dilatación
La fase de dilatación puede ser quizás la más dura y larga del parto. Con suerte podría durar entre cuatro o cinco horas pero hay mujeres que tardan hasta 12 o más horas en poder dilatar.
Esta fase consiste en conseguir, como su nombre dice, dilatar mediante contracciones que se producen en el útero. En el período de dilatación tienes unas primeras contracciones cortas de poca intensidad y espaciadas en el tiempo. Estas contracciones lo que hacen es ablandar el cuello del útero bien hasta hacerlo desaparecer o borrarlo. Esta fase para las primerizas suele ser una de las que más dura y normalmente se las ayuda distrayéndolas o dando paseos por la sala.
Una vez se ha borrado el cuello empieza realmente la dilatación y es cuando los contracciones van aumentando de intensidad, de frecuencia y de duración produciéndose cada dos o tres minutos, cada vez más dolorosas. Aquí es cuando has de empezar a utilizar la respiración para ayudar a tranquilizarte y a no ponerse nerviosa porque eso perjudicará el parto natural y rápido.
La fase termina cuando se alcanza una dilatación completa y ésta se produce cuando hay al menos díez centímetros de dilatación.
También en esta fase puede ocurrir que te den muchas ganas de empujar pero lo mejor que puedes hacer para no poner en peligro a tu hijo es no empujar. Si ves que las ganas son inevitables avisa al personal pues probablemente ya has dilatado.
