La alimentación durante la lactancia

Mother and Baby eating at Home. Happy Smiling Family Portrait

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Seguro que te has dado cuenta que, durante la lactancia, los médicos son algo más permisivos para la alimentación de la mujer ya que, de esa manera, la leche materna tiene una buena calidad. Pero lo cierto es que no es así; hay que cuidar muy bien la alimentación durante la lactancia para que no haya problemas, ni para el bebé, ni para la propia madre.

Para que te hagas una idea, las mujeres con lactancia necesitan un suplemento de 500 calorías de las que no dan el pecho, además de 15 gramos de proteínas adicionales y entre un 25-50% de minerales y vitaminas. Es por eso que, su alimentación, ha de ser más rica en todo esto pero no calórica ni mucho menos, tendrá que ser capaz de cubrir todas las necesidades alimenticias del lactante a la vez que nutra también a la madre (y no vale usar una dieta inferior a 1.500 calorías diarias aunque quieras perder peso más rápidamente).

Además, tienes que tener en cuenta lo siguiente:

  • Tendrás mucha hambre. Se dice que las mujeres que amamantan tienen mucha hambre y es algo normal porque se trabaja más para producir la leche. Si no puedes comer tanto lo mejor es que lo hagas en pequeñas cantidades pero con más frecuencia. ¿Y si tienes ataques de hambre? Pues come cereales integrales, frutas, y alimentos con proteínas, calcio y hierro.

  • Dieta saludable. Necesitas comer mucha variedad de alimentos que sean saludables: ácidos grasos, Omega 3, minerales, proteínas, vitaminas, etc. Hay alimentos que son más ricos en uno que en otro porque benefician el desarrollo del bebé durante el primer año de vida, así que conviene que, dos veces a la semana, tomes pescados grasos. Por supuesto, puedes tomar muchas otras comidas aunque un consejo que te damos es que procures saber lo que comes y la reacción que tiene el pequeño ya que podrían aparecer alergias o comportamientos que están muy relacionados con esos alimentos.

  • No te obsesiones con el peso. Tras el parto, perderás peso, pero no debe convertirse en una obsesión porque en realidad tu prioridad es alimentar a tu bebé. La pérdida de peso se produce entre los 10-12 meses después de haber dado a luz y no se recomiendan las dietas restrictivas porque bajaría la calidad de la leche. Es preferible en esos casos bajar mucho más lento y tardar más que poner en riesgo la salud del bebé (cosa que puede darse porque se liberan toxinas en la leche materna que afectarían al pequeño).

  • Nada de alcohol. ¿Creías que después de dar a luz podrías beber alcohol? Pues no, no es así. No deberías tomarlo porque penetra en la leche materna. De hecho, por cada 17 gramos de alcohol, tendrás que suspender la lactancia 3 horas, lo cual hace que el bebé pueda verse afectado en sus tomas y haya un menor crecimiento del niño en un año.

  • Suplementos. Es posible que el médico, en base a lo que necesites, tu estado de salud, etc. te pueda mandar algunos suplementos vitamínicos para controlar tu salud y la del pequeño. No es nada malo pero tampoco hay que abusar de ellos.

  • Agua. El consumo de agua, porque la leche materna está hecha de la misma, es muy importante. Es necesario que se tomen al menos 8 vasos de agua para cubrir la hidratación de la madre y la leche que se produzca sea adecuada.

  • Poco café. Y con poco decimos una taza por la mañana y nada más. El café y el té se toleran pero no es recomendable tomarlos mientras se da el pecho. Ten en cuenta que el café, como el té, son estimulantes y puede afectar al pequeño cuando toma la leche materna.

  • Dulces. Muy pocos pueden resistirse a los dulces y a los postres y, en la lactancia, puedes tener muchas ganas de ellos. Pero hay que tomarlos con moderación, primero por la cantidad de calorías que tienen, porque van a engordarte más, y porque a tu bebé no le viene bien tampoco tomarlos a través de la leche.

Como ves, la lactancia es un periodo donde la alimentación ha de seguir cuidándose para dar lo mejor a tu bebé. En caso de dudas, tienes a tu médico que es la mejor persona que puede asesorarte sobre lo que tomar o no y, de esa manera, conseguir que tu salud siempre esté bien alta para dar los mejores cuidados a tu bebé. ¿No crees que él o ella se lo merece?

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